Referencias
Reina Valera
1960

" Sermón de Sábado "

 

Jim Mortensen
27-09-2014
 
 

 

  Sermón  
 
Salmos 8
!!Oh Jehová, Señor nuestro,
Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!
Has puesto tu gloria sobre los cielos;
   
 
2 De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza,
A causa de tus enemigos,
Para hacer callar al enemigo y al vengativo
   
 
3 Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos,
La luna y las estrellas que tú formaste,
   
 
4 Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,
Y el hijo del hombre, para que lo visites?
   
 
5 Le has hecho poco menor que los ángeles,
Y lo coronaste de gloria y de honra.
   
Génesis 11
2 Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí.
   
 
3 Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla.
   
 
4 Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.
   
 
5 Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres.
   
 
6 Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer.
   
 
7 Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.
   
 
8 Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.
   
Salmos 8
6 Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos;
Todo lo pusiste debajo de sus pies:
   
 
7 Ovejas y bueyes, todo ello,
Y asimismo las bestias del campo,
   
 
8 Las aves de los cielos y los peces del mar;
Todo cuanto pasa por los senderos del mar.
   
 
9 !!Oh Jehová, Señor nuestro,
Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!
   
Marcos 12
Entonces comenzó Jesús a decirles por parábolas: Un hombre plantó una viña, la cercó de vallado, cavó un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos.
   
 
2 Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que recibiese de éstos del fruto de la viña.
   
 
3 Mas ellos, tomándole, le golpearon, y le enviaron con las manos vacías.
   
 
4 Volvió a enviarles otro siervo; pero apedreándole, le hirieron en la cabeza, y también le enviaron afrentado.
   
 
5 Volvió a enviar otro, y a éste mataron; y a otros muchos, golpeando a unos y matando a otros.
   
 
6 Por último, teniendo aún un hijo suyo, amado, lo envió también a ellos, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.
   
 
7 Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra.
   
 
8 Y tomándole, le mataron, y le echaron fuera de la viña.
   
 
9 ¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, y destruirá a los labradores, y dará su viña a otros.
   
 
10 ¿Ni aun esta escritura habéis leído:
La piedra que desecharon los edificadores
Ha venido a ser cabeza del ángulo;
   
 
11 El Señor ha hecho esto,
Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?
   
 
12 Y procuraban prenderle, porque entendían que decía contra ellos aquella parábola; pero temían a la multitud, y dejándole, se fueron.
   
 
18 Entonces vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, diciendo:
   
 
19 Maestro, Moisés nos escribió que si el hermano de alguno muriere y dejare esposa, pero no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano.
   
 
23 En la resurrección, pues, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será ella mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer?
   
 
24 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios?
   
 
25 Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos.
   
 
26 Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?
   
 
27 Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis.
   
 
35 Enseñando Jesús en el templo, decía: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?
   
 
36 Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies.
   
 
37 David mismo le llama Señor; ¿cómo, pues, es su hijo? Y gran multitud del pueblo le oía de buena gana.
   
 
38 Y les decía en su doctrina: Guardaos de los escribas, que gustan de andar con largas ropas, y aman las salutaciones en las plazas,
   
 
39 y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas;
   
 
40 que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones. Estos recibirán mayor condenación.
   
 
41 Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho.
   
 
42 Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante.
   
 
43 Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca;
   
 
44 porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.
   
Zacarías 2
Alcé después mis ojos y miré, y he aquí un varón que tenía en su mano un cordel de medir.
   
 
2 Y le dije: ¿A dónde vas? Y él me respondió: A medir a Jerusalén, para ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud.
   
 
3 Y he aquí, salía aquel ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro,
   
 
4 y le dijo: Corre, habla a este joven, diciendo: Sin muros será habitada Jerusalén, a causa de la multitud de hombres y de ganado en medio de ella.
   
 
5 Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella.
   
 
6 Eh, eh, huid de la tierra del norte, dice Jehová, pues por los cuatro vientos de los cielos os esparcí, dice Jehová.
   
 
7 Oh Sion, la que moras con la hija de Babilonia, escápate.
   
 
8 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de su ojo.
   
 
9 Porque he aquí yo alzo mi mano sobre ellos, y serán despojo a sus siervos, y sabréis que Jehová de los ejércitos me envió.
   
 
10 Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová.
   
 
11 Y se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti.
   
 
12 Y Jehová poseerá a Judá su heredad en la tierra santa, y escogerá aún a Jerusalén.
   
 
13 Calle toda carne delante de Jehová; porque él se ha levantado de su santa morada.
   
Zacarías 3
Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle.
   
 
2 Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?
   
 
3 Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel.
   
 
4 Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala.
   
 
5 Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie.
   
 
6 Y el ángel de Jehová amonestó a Josué, diciendo:
   
 
7 Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar.
   
 
8 Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son varones simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo.
   
 
9 Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día.
   
 
10 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera.
  MILENIO