LOS PANES SIN LEVADURA

 
 

 

A los 14 días, no después

Ahora, para conectar otro punto esencial, pasemos a Números 28.16-17. "…a los catorce días del mes [no después] será la pascua del Eterno. Y a los quince días [no antes] de este mes, la fiesta solemne; por siete días se comerán panes sin levadura".

Levítico 23.5-6 dice otro tanto. Notemos que la Pascua no es el 15 sino el 14. "A" los catorce días del mes no quiere decir una vez que haya terminado el 14. Note también que la fiesta mencionada aquí no es el 14 (si bien en otras partes se habla de la Pascua como una fiesta), sino que el día de fiesta solemne es el 15. El periodo de siete días comienza el 15. El 15 es el primero de los siete días de los panes sin levadura.

Ahora bien, puesto que toda levadura había de sacarse de las casas durante el día 14, éste llegó a incluirse entre los días de los panes sin levadura ya en épocas del Nuevo Testamento, pero cuando este es el caso, entonces la expresión "días de los panes sin levadura" abarca ocho días. En el Nuevo Testamento este periodo de ocho días se llama a veces La "pascua".

No obstante, el período de siete días comienza el 15, una vez terminada la Pascua.
El día 14 es la Pascua, la primera solemnidad con que se inician las fiestas de Dios. Pero aquí no se está hablando de la fiesta de la Pascua. Dice que el 15 es la fiesta. Es preciso que distingamos claramente. El QUINCE es la FIESTA, y el 14 es la Pascua. Este día de fiesta solemne comienza cuando finaliza el día de la Pascua.

Ahora, teniendo este concepto muy en claro, volvamos a Éxodo 12 y leamos a partir del versículo 14: "Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para el Eterno durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis. Siete días comeréis panes sin levadura… el primer día habrá santa convocación".

¿Cuál es el día que se establece como conmemoración… no una sombra, sino una conmemoración, una fiesta que debía guardarse a perpetuidad? Es el día de la fiesta: "Lo celebraréis como fiesta". Es el 15 de Abib, no el 14… ¡no la Pascua!

Este día es la fiesta solemne, la conmemoración que ha de guardarse como sábado o santa convocación para siempre. Se incluyen siete días y hemos demostrado que el período de siete días comienza el 15, inmediatamente después de la Pascua. "En el mes primero, a los catorce días del mes, será la Pascua… Y a los quince días de este mes, la fiesta solemne… siete días" (Números 28.16-17).

Muchos han creído que el día mencionado en esta Escritura, y ordenado para siempre, fue la Pascua. Pero no es así, sino el 15.

Ahora bien, este día (el 15) se establece como santa convocación. Veamos en el diccionario. "Convocar" es hacer venir. Es una reunión de gente cuya presencia es ordenada bajo poder y autoridad. Una "convocación santa" es una reunión por autoridad divina para fines de culto. El sábado semanal es una convocación santa, lo mismo que el día 15 de Abib. Se exige nuestra presencia por el poder y la autoridad de Dios.

Continuemos con el versículo 16: "El primer día [primero de los siete, o 15 de Abib] habrá santa convocación, y asimismo en el séptimo día [21 de Abib] tendréis una santa convocación… Y guardaréis la fiesta de los panes sin levadura, porque en este mismo día [el 15 de Abib] saqué vuestras huestes de la tierra de Egipto; por tanto, guardaréis este mandamiento en vuestras generaciones por costumbre perpetua" (Éxodo 12.16-17).

¡Ya lo hemos visto! Antes de la ley ceremonial de Moisés, el día establecido como sábado o convocación santa para siempre, es el día de fiesta, el mismo día en que los israelitas salieron de Egipto. Y aquel día no fue el 14 sino el 15 (Números 33.3).

Este día es una conmemoración, no una sombra de la cruz. ¡Es una memoria de la liberación israelita de Egipto, la cual simboliza para nosotros la liberación del pecado!

Para que tengamos siempre presente el grandioso hecho de que, habiendo sido perdonados nuestros pecados por la sangre de Cristo (hecho que se representa el día 14), no debemos detenernos allí, y permanecer en pecado, ¡sino que debemos huir del pecado! ¿Con qué objeto habíamos de guardar el día 14, que simboliza la remisión de los pecados pasados, si luego rechazamos la fiesta de los panes sin levadura que representa nuestra separación del pecado, los siete días de los panes ácimos que denotan la completa ausencia del pecado, o, en otras palabras, ¡la observancia de los Mandamientos!

No fue abolido con el Antiguo Pacto

Notemos que el período abarcado por los días de los panes sin levadura incluye dos sábados solemnes. La observancia de este período fue establecida a perpetuidad, cuando los israelitas se hallaban aún en Egipto, y antes de que se dictara o escribiese una sola palabra de la Ley ceremonial de Moisés. ¡Antes de que Dios hubiese propuesto siquiera el Antiguo Pacto!

¡Ni la ley, mosaica ni el Antiguo Pacto pueden abolir lo que no instituyeron! El versículo 17 dice muy claramente: "Guardaréis la fiesta de los panes sin levadura… por costumbre perpetua". Esto incluye todo el periodo.

Lo anterior basta para demostrar que los días santos y los siete días de los panes sin levadura son obligatorios hoy y para siempre.

Ahora bien, si estos textos se refieren al día 15 y no al 14, como se ha demostrado aquí sin lugar a dudas, ¿entonces es o no la Pascua una ordenanza perpetua? ¡Desde luego que sí! Pero los textos citados arriba no se refieren a la Pascua sino a la fiesta. El párrafo que comienza en Éxodo 12.21 se refiere nuevamente a la Pascua, y el versículo 24 la establece para siempre

El propósito de la festividad

Enterémonos ahora del profundo significado que todo esto encierra. ¿Por qué ordenó Dios estos días de fiesta? ¿Cuál fue su gran propósito? Leamos Éxodo 13, versículo 3: "Y Moisés dijo al pueblo: Tened memoria de este día, en el cual habéis salido de Egipto". Este fue el 15 de Abib. Versículo 6: "Siete días comerás pan sin leudar, y el séptimo día será fiesta para el Eterno… se hace esto con motivo de lo que el Eterno hizo conmigo [una conmemoración] y te será como una señal [es decir, con un significado para el futuro] sobre tu mano, y como un memorial delante de tus ojos [tiene que ver tanto con obras como con la voluntad. ¿Por qué?], para que la ley del Eterno esté en tu boca… por tanto, tú guardarás este rito".

¿Ha captado usted el maravilloso significado? ¿Comprende usted el extraordinario propósito de Dios? La Pascua representa solamente la muerte de Cristo para remisión de los pecados pasados (Romanos 3.25. El aceptar su sangre no perdona los pecados que cometamos en el futuro; no nos da licencia para continuar en el pecado. Por lo tanto, al aceptarla, se nos perdonan nuestros pecados sólo hasta ese momento: los pecados del pasado).

Pero, ¿nos detendremos allí, habiendo logrado únicamente el perdón de nuestros pecados pasados? Todavía somos carne y hueso, todavía seremos asediados por la tentación. El pecado nos ha tenido en sus garras; hemos sido sus esclavos, ¡y somos impotentes para librarnos de él!
Hemos estado sujetos al pecado. Comprendamos todo lo que ello significa.

El pecado se aparta

¿Hasta qué punto abandonaremos el pecado? No parcialmente sino por completo. Y, así como la levadura es también símbolo del pecado (1 Corintios 5.8) - la levadura se hincha, y también el pecado - y, así como el siete es el número divino que simboliza lo completo o cabal, ¡debemos seguir la Pascua con siete días de panes sin levadura!

La Pascua sola no nos da el simbolismo ni el significado completos. La Pascua representa aceptación de la sangre de Cristo para la remisión de los pecados pasados. Representa al Cristo crucificado y muerto.
¿Dejaremos a Cristo, simbólicamente, pendiendo de la cruz? Los siete días de los panes sin levadura enseguida de la Pascua representan el apartarse totalmente del pecado, la observancia de los Mandamientos una vez perdonados los pecados del pasado.

Representan la vida y obra del Cristo resucitado, quien ascendió al trono de Dios donde se encuentra ahora obrando activamente por nosotros, como nuestro sumo sacerdote que nos limpia del pecado y nos libra totalmente de su poder.

Guardar sólo la Pascua y no los siete días de los panes sin levadura significa simbólicamente aceptar la sangre de Cristo y continuar en el pecado. Significa afirmar erróneamente que la Ley ha sido abolida, que estamos únicamente bajo gracia, una gracia que nos da licencia para continuar pecando.
Los siete días de la fiesta de los panes sin levadura representan el cumplimiento de los Mandamientos, o en otras palabras, la expulsión del pecado.

La verdadera Iglesia de Dios ha de tener estas fiestas, la primera de las cuales es un conmemorativo que simboliza nuestro rescate del pecado, en su mano derecha y en su frente, como señal de Dios, a fin de que guarde sus mandamientos. Y puesto que la frente es la sede del intelecto y simboliza aceptación mientras la mano derecha simboliza el trabajo, tenemos esta señal de Dios al aceptar la verdad respecto a los días santos y los días de los panes sin levadura, y al no trabajar en estos días santos. El sábado semanal no es la única señal de Dios (Éxodo 31.12-17). ¡Los sábados anuales lo son también!
Es maravillosa la forma como este mandato representa el plan de redención. Recuerdo que cierto año, durante el último de estos sábados, el 21 de Abib, cierta ama de casa comentó que había encontrado media tajada de pan leudado detrás de algunas cosas en su hogar durante los días de los panes sin levadura. Sobra decir que la sacó de la casa inmediatamente.

Otra me relató que había encontrado media lata de polvos de hornear cuya existencia ignoraba. Otra descubrió una tajada de pan y un poco de levadura. Las tres se habían deshecho de tales cosas inmediatamente.

¡Cuán fielmente vi reflejada aquí la vida real! ¡Cuántas veces ocurre que, creyéndonos apartados del pecado, descubrimos pecados o hábitos ocultos que no creíamos tener o que considerábamos ya superados! Tenemos que expulsarlos y sobreponernos a ellos en cuanto los descubramos.

La representación perfecta

Pero ahondemos más en el análisis de esta extraordinaria representación. Los hijos de Israel salieron de Egipto durante la noche del 15 de Abib; de la misma manera, nosotros debemos, por voluntad propia, salir del pecado en cuanto hayamos aceptado la sangre de Cristo. Así como ellos comenzaron por sus propios medios, nosotros debemos comenzar también.

Sin embargo, no se habían alejado mucho cuando Faraón los persiguió (Éxodo 14.5-7). Si Egipto es muestra del pecado, entonces Faraón debe representar a Satanás; las huestes de Egipto, a los demonios de Satanás.

Mientras los hijos de Israel permanecieron en Egipto, fueron esclavos de Faraón, impotentes y sometidos a sus capataces lo mismo que el pecador se halla bajo el poder del diablo. Pero una vez que aceptaron la sangre del cordero, entonces Dios actuó y en consecuencia Faraón se vio obligado a soltar a Israel. Cuando nosotros aceptamos la sangre de Cristo, Dios actúa y el diablo tiene que soltarnos.
Así como los israelitas salieron con mano poderosa (Números 33.3), con gran júbilo y exultación por haber sacudido el yugo, también el individuo engendrado de nuevo como cristiano comienza su vida de cristiano transportado en nubes de felicidad y regocijo. Pero, ¿qué le sucede?

El diablo y el pecado se lanzan inmediatamente a la caza de este nuevo hijo de Dios, y el cristiano novato pronto se halla profundamente descorazonado y tentado a abandonarlo todo y darse por vencido.


Veamos, a partir del versículo 10, de Éxodo 14, lo que ocurrió a los israelitas. En cuanto se vieron perseguidos por el formidable ejército egipcio, perdieron el ánimo y el miedo se apoderó de ellos. Comenzaron a rezongar y quejarse. Vieron la imposibilidad de escapar de Faraón y sus huestes, porque eran éstos demasiado poderosos. Se hallaban impotentes. Otro tanto nos ocurre a nosotros.

¡Nuestra fuerza no basta!

Sin embargo, veamos el mensaje que Dios les envió a través de Moisés: "No temáis; estad firmes, y ved la salvación que el Eterno hará hoy con vosotros; porque los egipcios… nunca más para siempre los veréis. El Eterno peleará por vosotros". ¡Qué maravilloso!

Hallándonos desfallecidos e indefensos, se nos manda estar firmes y ver la salvación del Señor. Él peleará por nosotros. Nosotros no podemos vencer a Satanás ni al pecado, pero Él sí. Es el Cristo resucitado, nuestro Sumo Sacerdote, quien nos limpiará, nos santificará, nos librará… Él, que prometió no abandonarnos jamás.

Nosotros, con nuestra propia fuerza, somos incapaces de guardar los Mandamientos. ¡Pero Cristo dentro de nosotros, sí los guarda! Debemos confiar en Él.

Notemos el versículo 19. El ángel que iba delante de los israelitas se colocó luego a sus espaldas, entre ellos y su enemigo para protegerlos. Entonces Dios separó las aguas del mar Rojo, y los hijos de Israel entraron, "teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda" (versículo 22). En Isaías 55.1 y en Juan 7.37-39, las aguas son símbolo del Espíritu Santo.

Las aguas vivas de Dios son para nosotros un muro a la derecha y a la izquierda que nos guían por el camino acertado, abren el sendero y nos protegen. Pero cuando Faraón y su ejército intentaron seguir detrás de Israel y penetraron en esta vía creada por la mano divina, las mismas aguas los cubrieron tal como el Espíritu Santo elimina y cubre nuestros pecados, ¡y los israelitas no los volvieron a ver! ¡Qué escena tan extraordinaria!

Antes no había sacrificios

Hemos visto, pues, cómo la fiesta de los panes sin levadura, lo mismo que la Pascua, se ordenó e instituyó para siempre desde antes del Antiguo Pacto. Seamos invariables al respecto. Se nos dice que éstas aparecen en la Ley de Moisés. Nosotros respondemos que existieron desde antes de la Ley de Moisés, que perduraron en el Nuevo Testamento y que, por lo tanto, son obligatorias hoy.

Notemos especialmente que al principio no se ofrecían sacrificios; no había ningún mandato respecto a carne ni libaciones en aquellos días. Veamos Jeremías 7.22-23. Estos festivales no se establecieron con el fin de que se ofrecieran sacrificios, como suponen algunos erróneamente. Estos días santos son conmemoraciones, y con esta palabra se denominan muy claramente en dos ocasiones. ¿En qué Escrituras se dice claramente que el sábado es una conmemoración? (Veamos también Levítico 23.24).
También el sábado existió antes de la ley mosaica. Fue santificado al Señor antes de dictarse tal ley.


Cuando se instituyó la Ley de Moisés, con sus mandatos sobre sacrificios y ofrendas de carne y vino, tales sacrificios y tales ofrendas se establecieron temporalmente, hasta que llegara Cristo. Algunos se efectuaban diariamente, otros el sábado semanal, otros el primer día de cada mes y otros en cada uno de los días santos anuales.

¡Pero debemos señalar un hecho importante! Siempre que encontramos la institución de estos sacrificios y ofrendas de carne y vino para los días santos, vemos que se instituyen también para el sábado semanal. Los mismos capítulos de la ley mosaica que los añaden a las fiestas anuales los añaden igualmente a los sábados semanales.

Hay quienes sostienen que los sacrificios ordenados para tales días anulan los días, ¡pero si fuera así, el argumento sería igualmente aplicable para el sábado! Si el argumento abroga lo uno, abroga lo otro también. Los predicadores dominicales afirman que estos sacrificios anulan la observancia del sábado. Nosotros lo negamos. ¿Por qué? Porque la observancia del sábado existió antes de que se añadieran los sacrificios. Otro tanto puede decirse de los días santos. ¡Estos también se establecieron antes de la ley ritualista de Moisés.

Los sacrificios en el sábado semanal

Leamos Números 28 y 29: Primero, los holocaustos diarios, el sacrificio "de mañana y tarde". Segundo, en los versículos 9-10, holocaustos de carne y libaciones cada día de reposo. Tercero, versículos 11-12, al comienzo de cada mes. Por último, del versículo 16 hasta el final del capítulo 29, los sábados anuales.

Ahora bien, sabemos que estos holocaustos y libaciones eran simbólicos y que se abrogaron después. Pero ¿han sido abrogados los siete días de la semana? ¿Ha sido abrogado el sábado semanal? ¿Se anuló el primer día de cada mes? A los ojos de Dios, no. Entonces tampoco fueron anulados los días santos del Señor.

Los sacrificios eran simbólicos y temporales; se establecieron con la Ley Mosaica y se abolieron con ella. Pero los días en que se efectuaban no se establecieron con la ley mosaica ni se abolieron con ella.
¡Los días son de guarda obligatoria para siempre! ¡Así como el sábado es una conmemoración, también lo son los días santos!

Ordenado en el Nuevo Testamento

Ahora veremos en el Nuevo Testamento el mandato de guardar estos días de fiesta anuales; es un mandato más claro y más directo que cualquiera para el sábado semanal.

Veamos de nuevo Números 28.16-17: "Pero en el mes primero, a los catorce días del mes, será la pascua del Eterno. Y a los quince días de este mes, la fiesta solemne; por siete días se comerán panes sin levadura".

Esta fiesta no era el 14 sino el 15. El 14 era la Pascua; por la noche se mataba el cordero y durante el día se hacían los preparativos para la fiesta (Mateo 27.62; Marcos 15.42; Lucas 23.54; Juan 19.14). Notemos que en tiempos de Jesús los judíos celebraban la Pascua suya un día después, siguiendo la tradición de los ancianos (Juan 18.28).

Es importante que este punto quede muy claramente establecido, porque si es cierto (y realmente lo es), entonces todos estos días son obligatorios aún, no sólo por la autoridad del Antiguo Testamento sino también por el Nuevo.

Veamos Mateo 26.5. Los principales sacerdotes y los escribas, conspirando para matar a Jesús, dijeron: "No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo". Se dieron prisa para tomarlo y matarlo el día antes de la fiesta, es decir el 14 de Abib (Nisán).

En Marcos 14.2 se narra lo mismo. Ahora bien, para establecer que la fiesta era el día después de la festividad de la Pascua, y que se trataba del día de reposo solemne, el día después de que Cristo fue crucificado, leamos Juan 13.29: "Porque algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta". Ello demuestra sin lugar a dudas que la fiesta era al día siguiente, el 15 de Abib (Nisán), tal como afirman positivamente todas estas Escrituras. Para informaciones adicionales sobre este tema de vital interés, pida nuestro libro gratuito ¿En qué días ocurrieron la crucifixión y la resurrección?

Ahora analicemos cuidadosamente 1 Corintios 5.7-8. Muchas iglesias han aplicado esto a la Pascua. Sin embargo, no se refiere a la Pascua ni dice que se trate de ella. Estudiemos la Escritura con voluntad y devoción a fin de averiguar exactamente qué dice:

"Porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta".

Tómese nota. Puesto que Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado, entonces nosotros, los del designio del Nuevo Testamento, debemos guardar, no la Pascua aquí, que fue el 14, sino la fiesta que era el 15 - el día de reposo solemne de Juan 19.31 - un día santo anual. Y en un sentido más amplio, la fiesta incluía todos los siete días de los panes sin levadura, entre ellos el segundo día santo o día de reposo: el 21 de Abib (Nisán). ¡No podemos negarlo si realmente acatamos a Dios y su Palabra! Está allí, expuesto en lenguaje muy claro, en el Nuevo Testamento. Cristo fue crucificado; ya no es necesario inmolar el cordero, como símbolo, pero sí hemos de celebrar la fiesta. El 14 fue la Pascua pero el día 15 de ese mes es la fiesta. No apliquemos estas palabras a la Pascua, ya que dice "la fiesta".

Pablo y la Iglesia del Nuevo Testamento guardaban los días de los panes sin levadura

En el Nuevo Testamento consta fielmente que la Iglesia de hecho celebraba estas fiestas.
En Hechos 20.6 dice: "Y nosotros, pasados los días de los panes sin levadura, navegamos de Filipos". Es claro que Pablo y sus compañeros habían observado los días de los panes sin levadura en Filipos, pues de lo contrario el Espíritu Santo jamás habría inspirado semejantes palabras.

Leamos también Hechos 12.3-4: "Eran entonces los días de los panes sin levadura". ¿Por qué se habían de mencionar aquellos días si a los ojos de Dios hubiesen dejado de existir?
Notemos que esto no lo expresó un ignorante en la materia. Es Dios todopoderoso quien habla a través de la inspiración del Espíritu Santo. Esto fue años después de la crucifixión. Los días de los panes sin levadura aún existían; de no ser así, el Espíritu Santo no podría haber inspirado: "Eran entonces los días de los panes sin levadura".

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