¿Cuál es el DÍA de
REPOSO CRISTIANO?
Capítulo Séptimo
El Sábado en el Nuevo Testamento
¿Cuál era el día guardado por Cristo y los apóstoles? ¿Qué día debían guardar los gentiles según les enseñó Pablo? ¿Cómo fue modificado el día de reposo, del séptimo al primer día de la semana?
En las siguientes páginas exponemos una reseña breve y concisa de otro aspecto de este asunto multifacético.
Estos tres hechos son evidentes por sí mismos:
(1) El domingo es el primer día de la semana. Ello consta en cualquier calendario, diccionario o enciclopedia. ¿Es, por lo tanto, según autoridad bíblica "el día de reposo cristiano", o "el día del Señor", como se le denomina comúnmente hoy?
(2) Jesús guardaba el sábado (Lucas 4.16). Era su costumbre. El día que Él observaba era el mismo día de la semana que observaban los judíos, pues el ministro y la congregación se hallaban todos en la sinagoga (versículo 20), y los fariseos reprochaban continuamente a Jesús por sanar en el sábado.
(3) El sábado que guardaba Jesús era el séptimo día de la semana. Tres días después de su crucifixión, este sábado aún era el día anterior al primer día de la semana (Mateo 28.1). Por lo tanto, no era simplemente cualquier día de la semana. Vea también Lucas 23.56 y 24.1.
Pero, ¿fue modificado aquel día posteriormente por Cristo o sus apóstoles de manera que el domingo, primer día de la semana, sea ahora el día de reposo del Nuevo Testamento?
¿Nos indica el Nuevo Testamento en algún lugar que el domingo constituye el verdadero "día del Señor" y manda a los cristianos a guardarlo?
¡Veamos!
Domingo en el Nuevo Testamento
Este cambio no podría realizarse; un día diferente, el primer día de la semana, no podría establecerse por la autoridad bíblica del Nuevo Testamento sino por medio de algún texto o textos que emplearan la frase "el primer día de la semana" o la palabra "domingo".
La palabra "domingo" no aparece en ningún lugar de la Biblia.
Pero la frase "el primer día de la semana" sí aparece en el Nuevo Testamento; figura exactamente en ocho pasajes. Así pues, podemos examinar rápidamente los ocho textos donde aparece.
Si el día fue cambiado por la autoridad de la Biblia; si los cristianos han de encontrar alguna autoridad bíblica para guardar hoy el domingo como el "día del Señor", entonces ¡debemos encontrar dicha autoridad en alguno de estos ocho textos o pasajes!
Reconozcamos desde el principio que no puede haber autoridad bíblica para la observancia del domingo a menos que quede clara y abiertamente establecida en alguno de estos ocho pasajes del Nuevo Testamento, por cuanto el séptimo día de la semana se establece claramente como el sábado bíblico hasta el momento de la crucifixión.
Analicemos, pues, estos textos con cuidado y honradez, con nuestras mentes libres de todo prejuicio, y con una actitud humilde y reverente oración.
El día después del sábado
(1) Mateo 28.1: (Versión Moderna): "Después del sábado, cuando iba amaneciendo el primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro". Éste es el primer pasaje en la Biblia en donde se menciona "el primer día de la semana". Mateo escribió estas palabras bajo la inspiración del Espíritu Santo, seis años después de la fundación de la Iglesia del Nuevo Testamento. El texto dice después del sábado, amanecía hacia el primer día de la semana. Debemos admitir, pues, que según esta escritura, tres días y tres noches después de que todo lo abolido había sido firmemente clavado en la cruz, el día reposo era aún el día anterior al primer día de la semana, - aún el séptimo día.
Aquí se comprueba claramente un punto. Hay quienes dicen que el mandato de guardar el sábado o reposo se refería sencillamente a "un día de entre siete", el cual no había de ser necesariamente el séptimo día de la semana, sino solamente la séptima parte del tiempo. Afírmase que siendo el domingo un día de los siete, éste cumple el mandato. Mas tenemos aquí un pasaje del Nuevo Testamento, inspirado por el Espíritu Santo seis años después de la fundación de la Iglesia del Nuevo Testamento, donde se establece claramente que tres días después de que hubiera desaparecido todo lo abolido, aún existía el sábado y el mismo correspondía al séptimo día de la semana, el día anterior al primer día de la semana. Esto, al menos, ha sido comprobado y así deben considerarlo quienes busquen y acepten honradamente la autoridad de la Biblia. Mas, ¿fue cambiado el día posteriormente?
(2) Marcos 16.2 "Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol". Ésta es simplemente la versión de Marcos de la visita a la tumba al amanecer. Fue escrita diez años después de la crucifixión. Este primer día de la semana fue también "cuando pasó el día de reposo", de acuerdo con el versículo 1. Así pues, este texto prueba lo mismo que el anterior: que el primer día de la semana (tres días después de la crucifixión) no era entonces el sábado, sino el día después del sábado. Por lo tanto, el sábado era aún el séptimo día de la semana.
Un día de trabajo común y corriente
(3) Marcos 16.9: "Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios". Este texto habla de la aparición de Jesús a María Magdalena más tarde el mismo día, el día después del sábado.
En ningún momento se dice aquí que el primer día de la semana sea el sábado o día de reposo cristiano. En ninguna parte se le llama "el día del Señor". Nada aquí santifica el domingo ni dice que Dios lo haya hecho sagrado. No hay nada que lo establezca como día conmemorativo de la resurrección ni de algún otro propósito. No hay mandato ni ejemplo de descanso en este día, ni autoridad para guardar el domingo.
(4) Lucas 24.1: "El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas".
Este texto relata el mismo acontecimiento descrito por Mateo y Marcos, y demuestra que el primer día de la semana, estas mujeres vinieron a realizar una labor propia de un día cualquiera de la semana, después de haber descansado el sábado "conforme al mandamiento". Pues leemos en el versículo inmediatamente anterior a este: "Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento" (Lucas 23.56). ¿Diremos que estas mujeres ignoraban aún que el mandamiento había sido abolido? No es posible, ya que la afirmación no fue hecha por las mujeres sino inspirada por el Espíritu Santo, que sí sabía que el mandamiento no había sido abolido. ¡Y fue escrita aproximadamente 30 años después de establecida la Iglesia del Nuevo Testamento! Entonces, el Espíritu Santo inspiró la afirmación directa de que el "descanso" de dichas mujeres en el día sábado era de acuerdo con el mandamiento, afirmación que no sería posible si éste hubiera sido abolido.
Por lo tanto, este texto establece el domingo como un día de trabajo común y corriente, y establece además que hasta aquel momento el mandato de guardar el sábado no se había abolido.
(5) Juan 20.1: "El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro".
Esta es sencillamente la versión de Juan, escrita 63 años después de la crucifixión, en la que describe la misma visita a la tumba. Confirma los hechos anotados anteriormente.
¿Se conmemoro la resurrección?
(6) Juan 20.19: "Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros".
Examinemos este pasaje cuidadosamente, pues hay quienes sostienen que se trataba de un servicio religioso convocado con el propósito de conmemorar la resurrección. Pero nótese que éste es el mismo primer día de la semana que seguía al día sábado. Fue la primera oportunidad de Jesús para aparecer ante sus discípulos. Durante tres años y medio había permanecido con ellos constantemente todos los días de la semana. Su encuentro con ellos, en sí no podría establecer ningún día como el día de reposo.
¿Se habían reunido para conmemorar la resurrección, estableciendo así el domingo como el día de reposo de los cristianos, en honor a la resurrección? El texto dice que se habían reunido "por miedo de los judíos". Los judíos habían crucificado a su Maestro. Tenían miedo. Por eso estaban cerradas las puertas, seguramente con cadenas. ¿Por qué estaban reunidos?: "Por miedo de los judíos", según el texto, y también porque moraban todos en aquel aposento alto (Hechos 1.13). No podían haberse congregado para celebrar la resurrección puesto que no creían que Jesús hubiera resucitado (Marcos 16.14; Lucas 24.37, 39, 41). En ningún lugar del texto se denomina este día el "sábado o día de reposo", ni el "día del Señor", ni con título sagrado alguno. No hay nada que lo separe, que lo haga sagrado. ¡Aquí no existe autoridad para cambiar un mandato de Dios!
La cena del Señor
(7) Hechos 20.7-8: "E primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche. Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos".
Al fin hemos descubierto una reunión religiosa en el primer día de la semana. ¡Pero no era una reunión dominical!
¡Nótese que Pablo alargó su discurso hasta la medianoche! "Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos". Era después de la puesta del Sol, antes de la medianoche, el primer día de la semana. Ahora bien, en aquella época el primer día de la semana no comenzaba a la medianoche como ahora, sino a la puesta del Sol, momento en el cual el séptimo día tocaba a su fin. Todos los días bíblicos empiezan y terminan con la puesta del Sol. En todo el mundo romano de aquel entonces y durante algunos siglos después, los días empezaban y terminaban al anochecer. La costumbre de comenzar el nuevo día a la medianoche comenzó muchísimo más tarde. Por lo tanto, esta reunión y el sermón de Pablo se realizaron en las horas que ahora llamamos la noche del sábado. ¡No fue en modo alguno una reunión dominical!
Por qué Pablo se quedó atrás
Ahora sigamos el hilo de la narración relatada en este pasaje. Empezando con el versículo 6:
"Y nosotros, pasados los días de los panes sin levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas, donde nos quedamos siete días. El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche".
Pablo y sus compañeros habían estado en la población de Troas siete días. Estos últimos habían partido por barco después del anochecer, y él se quedó atrás para una reunión de despedida. Predicó hasta la medianoche, "habiendo de salir al día siguiente". Al amanecer del domingo Pablo partió (versículo 11).
Ahora veamos lo que habían hecho sus compañeros: "Nosotros, adelantándonos a embarcarnos, navegamos a Asón para recoger allí a Pablo, ya que así lo había determinado, queriendo él ir por tierra. Cuando se reunió con nosotros en Asón, tomándole a bordo, vinimos a Mitilene" (versículos 13-14).
Veámoslo en el mapa. Los compañeros de Pablo tuvieron que navegar alrededor de la península (distancia de más de 95 kilómetros), mientras que él, Pablo, viajó 31 kilómetros por tierra. Pudo hacerlo en menos tiempo del que ellos demoraron navegando, lo cual le dio la oportunidad de quedarse atrás para este último serm6n y visita de despedida, después de que ellos hubieron partido.
¿Está claro ahora lo que realmente sucedió? Los compañeros de Pablo estaban ocupados en la labor de remar y navegar una lancha mientras él predicaba aquel sábado hasta la medianoche, ya el primer día de la semana. Habían emprendido el viaje el sábado por la noche, una vez terminado el día de reposo, luego de la puesta del Sol. Pablo se quedó atrás para el último sermón de despedida. Luego, al amanecer del domingo, ¡emprendió el trabajo de viajar por tierra 31 kilómetros desde Troas hasta Asón! Esperó hasta que hubiera terminado el día sábado para emprender esta larga caminata que significó una dura jornada de trabajo. ¡Lo hizo el primer día de la semana! ¡Un día de trabajo común y corriente!
Lo que significa "partir el pan"
Pero, ¿dice este texto, como lo sostienen muchos, que los discípulos celebraban la comunión todos los primeros días de la semana? ¡De ninguna manera!
En primer lugar, no habla de cosa alguna que se repitiera el primer día de todas las semanas. Sólo relata los hechos sucedidos este primer día en particular. No habla de costumbres, sino de los hechos acaecidos cuando Pablo y sus compañeros concluyeron una visita de siete días a esta población.
Jesús había introducido la "Cena del Señor" como parte de la Pascua al comenzar los "días de panes sin levadura" de cada año. Ya no había necesidad de sacrificar corderos ni de comer la carne asada de los corderos pascuales, después de que Cristo, nuestra Pascua, se había sacrificado por nosotros. Sin embargo, la Pascua fue ordenada para siempre (Éxodo 12.24). En su última cena de la Pascua, Jesús impuso el vino como emblema de su sangre, en vez de la sangre de un cordero sacrificado. Estableció el pan sin levadura como sustituto para la carne asada del cordero como símbolo de su cuerpo, quebrantado (partido) por nosotros. Los discípulos siguieron observando anualmente la Pascua, ahora bajo la forma de la "Cena del Señor", utilizando el pan y el vino como memorial (1 Corintios 11.24) de la muerte de Cristo (1 Corintios 11.26), recordando - conmemorando - su muerte hasta su regreso. Continuaron la observancia de los días de panes sin levadura (Hechos 20.6).
Aquel año habían observado los días de panes sin levadura y celebrado el servicio de la "Comunión" en Filipos, después de lo cual llegaron a Troas en cinco días, y allí permanecieron siete días.
Después de concluido el sábado, al anochecer del "primer día de la semana..." se reunieron los discípulos "para partir el pan".
Hay quienes suponen que esta expresión se refiere a la práctica de "tomar la Comunión". ¡Pero veamos! Pablo predicó y siguió predicando hasta la medianoche. No tuvieron oportunidad de detenerse para "partir el pan" hasta entonces; hasta "después de haber subido" (después de haber restaurado al que había caído del tercer piso, versículos 9 y 10) "y partido el pan y comido" (versículo 11).
¡Tomemos nota! "Partir el pan y comido" no era la Comunión, sino simplemente tomar una comida regular. Esta expresión se usaba con frecuencia antiguamente para designar una comida y aún es utilizada en ese sentido por algunas personas hoy.
Veamos Lucas 22.16, donde Jesús introducía la Cena del Señor, al tomarla con sus discípulos. Él dijo: "Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios". Sin embargo, el día después de su resurrección, después de caminar hasta Emmaus con los dos discípulos... "estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio" (Lucas 24.30). Aquí Jesús "partió el pan" pero no era la Cena del Señor, de la cual dijo que no volvería a comer "hasta que se cumpla en el reino de Dios". Era una comida regular.
Veamos Hechos 2.46. Los discípulos, "perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón". De nuevo en este ejemplo "partir el pan" significa tomar una comida. No en el primer día de la semana, sino diariamente.
Cuando Pablo naufragó en el viaje a Roma, los marineros habían estado ayunando por miedo. Pero "Pablo exhortaba a todos que comiesen, diciendo: Éste es el decimocuarto día que veláis y permanecéis en ayunas, sin comer nada. Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud... Y habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer" (Hechos 27.33-35). Aquí Pablo partió pan para comer él y los marineros inconversos (no cristianos), quienes habían estado en ayunas por catorce días ya.
La verdad es que en ningún lugar de la Biblia figura la expresión "partiendo el pan" o "partir el pan" utilizada de manera que signifique la observancia de la "Cena del Señor" o "Cena Pascual". En todos estos textos significa simplemente tomar un alimento. De manera que cuando leemos en Hechos 20.7, 11: "reunidos los discípulos para partir el pan", y la manera como Pablo había "partido el pan y comido" sabemos por la interpretación de las Escrituras, que se refiere únicamente a tomar la comida como alimento, y no a la celebración de la Comunión.
¿Qué era esta colecta?
Hemos llegado al octavo y último lugar donde figura en la Biblia el término "primer día de la semana".
(8) 1 Corintios 16.2: "Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado".
Con frecuencia vemos este texto impreso en los pequeños sobres para ofrendas en las bancas de muchas de las iglesias, y se nos ha enseñado que este texto establece el primer día de la semana como el momento apropiado para la recolecta de la iglesia con el fin de llevar a cabo la obra de Dios, pagar al ministro, etc.
Empecemos con el primer versículo y captemos el significado correcto de este pasaje.
"En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas".
Aquí se habla de una colecta, mas ¿para quién y para qué? ¡Tomemos nota! No es para el predicador ni para el evangelismo, sino que es "la ofrenda para los santos". Los santos (cristianos convertidos) de Jerusalén que estaban padeciendo hambre a causa de la sequía. No necesitaban dinero, sino comida. Nótese que Pablo había impartido idénticas instrucciones a otras iglesias. Ahora observemos sus instrucciones para los romanos.
"Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos. Porque Macedonia y Acaya [donde estaba localizada la Iglesia corintia] tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén... Así que, cuando haya concluido esto, y les haya entregado este fruto, pasaré entre vosotros rumbo a España" (Romanos 15.25-28).
¿Está claro? No era dinero lo que se estaba recolectando para enviar a los pobres santos de Jerusalén, sino frutos - ¡productos alimenticios! (La palabra griega puede referirse a granos, vino, y otros productos que pueden ser almacenados durante largo tiempo sin que se dañen).
Ahora regresemos a 1 Corintios 16. Pablo habla de una ofrenda para los santos. ¿Qué se dice debe hacer cada uno de ellos el primer día de la semana? ¿Dice que deben dar una moneda en la reunión o servicio dominical? ¡De ninguna manera!
Dice: "cada uno de vosotros aparte en su casa, guardando lo que por la bondad de Dios pudiere..." (versículo 2, Versión original de Valera). ¡Nótese! ¡Apartar! ¡Almacenar! ¡Almacenar por sí mismos, en la casa - en sus casas! ¡No almacenar en la iglesia sino en la casa!
¿Por qué? "Para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. Y cuando haya llegado, a quienes hubiereis designado por carta, a éstos enviaré para que lleven vuestro donativo a Jerusalén. Y si fuere propio que yo también vaya, irán [más de uno] conmigo" (versículos 3-4).
Aparentemente, se requerían varios hombres para llevar a Jerusalén esta colecta recogida y almacenada. Si fueran diezmos u ofrendas para los ministros o para la propagación del Evangelio, Pablo sólo hubiera podido llevar el dinero.
Así es cómo el último texto bíblico donde encontramos las palabras "el primer día de la semana" se refiere a un día de trabajo, un día para recoger frutas y verduras de los huertos, los campos y los sembrados, para ser almacenadas. Debía hacerse en el primer día laborable de la semana, y por ende, en el primer día, pasado el día de reposo, el sábado.
Ninguna autoridad bíblica
Hemos encontrado, pues, luego de un examen sincero, que ninguno de los textos que hablan del "primer día de la semana" lo apartan como día de descanso. Ninguno de estos textos lo santifica, ni lo llama día de reposo ni por ningún otro título sagrado. En todos los casos, el primer día de la semana era un día de trabajo común y corriente.
En ocasiones, se ha recurrido a Apocalipsis 1.10 como autoridad bíblica para llamar el domingo "el día del Señor". Dice: "Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz". Pero no dice que el "primer día de la semana", ni el "domingo" sean el "día" llamado aquí "del Señor". De hecho, no se refiere a ningún día de la semana en particular, sino al "día del Señor" - el tiempo de las plagas venideras, que culminarán con la venida de Cristo, y el milenio. Este es el tema del Apocalipsis. Mas si alguien quisiera insistir en que este texto se refiere a un día específico de la semana, tendrá que buscar en otro lugar para ver cuál es el día que la Biblia llama el "día del Señor", ya que este texto no especifica ninguno.
Pero Jesús dijo que Él era el Señor del sábado. Y si Él es el Señor de ese día, entonces le pertenece a Él, y es su día. Por lo tanto, el sábado es el día del Señor (Marcos 2.28). Isaías 58.13 habla del día sábado (el séptimo día de la semana) como "mi día santo". Es Dios quien habla. De manera que el sábado es el día del Señor.
En el mandamiento original de Éxodo 20.10 leemos: "Mas el séptimo día es reposo para el eterno tu Dios". No es mi día ni el de otros. El domingo es mi día. También lo son el lunes y todos los demás días de la semana - son para mi trabajo y mis propias necesidades. Pero el séptimo día no es mío. ¡Es del Señor! A Él le pertenece, y Él lo hizo sagrado y nos mandó conservarlo así. No tenemos derecho de utilizarlo para nosotros mismos. ¡Es su día!
El verdadero día de reposo del Nuevo Testamento
Ahora busquemos cuál fue el día guardado por Pablo y que él enseñó a los gentiles conversos a guardar.
Veamos qué día utilizaron Pablo y Bernabé para predicar a los gentiles:
(1) Hechos 13.14-15, 42-44: "Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron. Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad".
Entonces Pablo se puso de pie y les habló de Cristo. "Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas".
Ahora bien, puesto que Pablo predicaba de "la gracia de Dios" (versículo 43), tuvo aquí la oportunidad de aclarar y explicar a los gentiles que el sábado había sido abolido. ¿Por qué debía esperar una semana entera para predicarles el sábado siguiente? Si el día se hubiera cambiado a domingo, ¿por qué no les dijo que no tendrían que esperar una semana, sino que el día siguiente, el domingo, era el indicado para este servicio? Veamos lo que hizo Pablo.
"El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios". Aquí vemos cómo esperó Pablo toda una semana, sin hacer uso de un domingo, para predicar a los gentiles en el día sábado.
Los gentiles se reunían el sábado
(2) Hechos 15.1-2, 14-21: Estudiemos con cuidado la totalidad de estos pasajes. Habían bajado de Judea hasta Antioquía ciertos hombres quienes predicaban que los gentiles conversos, para salvarse, debían ser circuncidados y guardar la ley de Moisés. Entre ellos por un lado, y Pablo y Bernabé por otro, surgió una gran disensión, por lo cual se decidió que algunos de ellos, juntos con Pablo y Bernabé, irían a Jerusalén para consultar el asunto con los apóstoles y los ancianos.
En la conferencia de Jerusalén, la decisión fue dada por Santiago:
"Por lo cual yo juzgo" (versículos 19-20), "...que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre"
No dijo que no debían guardar los Diez Mandamientos. Éstos no eran parte de la cuestión que se estaba dilucidando allí, sino la ley ritual de la circuncisión, la cual era una ley totalmente distinta. Solamente mencionó cuatro prohibiciones y por lo demás no tenían necesidad de observar la ley de Moisés.
Mas, ¿por qué escribirles esto? ¡Nótese!
"Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo" (versículo 21).
¿Está claro? La ley de Moisés, los cinco primeros libros de la Biblia, se enseñaba en las sinagogas todos los sábados. Los apóstoles escribían sólo estos decretos porque los gentiles conversos asistían a los servicios religiosos en los días sábados. Habían escuchado la ley de Dios y sus explicaciones todos los sábados en las sinagogas y no necesitaban más instrucciones. ¡Esto demuestra que los gentiles conversos habían comenzado a guardar el día sábado y asistían a la Iglesia aquel día! La carta de los apóstoles no les reprochaba que guardasen tal día.
Esto es muy significativo, ya que los gentiles jamás habían observado el sábado. Por lo tanto, ¡es algo que habían empezado a hacer después de haberse convertido bajo las enseñanzas de Pablo y Bernabé!
Un sábado en Filipos
(3) Hechos 16.12-15: Aquí nos encontramos con Pablo y Silas en Filipos: "estuvimos en aquella ciudad algunos días. Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos hablamos a las mujeres que se habían reunido. Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía". Y fue bautizada.
De nuevo, Pablo y sus compañeros esperaron hasta el sábado para ir al lugar de adoración, y predicaron, y esta mujer, probablemente una gentil, se convirtió. El pasaje citado indica que era costumbre reunirse allí el sábado, y que era costumbre de Pablo y sus compañeros ir a un lugar de oración y de culto al llegar ese día.
El ejemplo de Pablo
(4) Hechos 18.1-11: "Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. Y halló a un judío llamado Aquila... con Priscila su mujer... Fue a ellos, y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas. Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos".
Si encontráramos en el Nuevo Testamento un solo texto que nos autorizara a observar el domingo con tanto vigor como éste nos autoriza a guardar el sábado, ¡ciertamente tendríamos autoridad bíblica para ello! Aquí se ve que Pablo laboraba los días de la semana, pero todos los sábados iba a la Iglesia para predicar tanto a gentiles como a judíos.
El mandamiento dice: "Seis días trabajarás y harás toda tu obra", así como también dice: "Acuérdate del día de reposo para santificarlo". El mandamiento es tanto para trabajar seis días como para descansar el séptimo. De manera que si se hubiera cambiado el día, Pablo tendría que laborar todos los sábados para así poder asistir a la Iglesia y predicar todos los domingos. Pero aquí laboraba los días de semana y predicaba todos los sábados; no solamente en una determinada ocasión, porque dice todos los sábados.
Predicaba sobre Cristo y el Evangelio del Reino de Dios. Y cuando los judíos se ofendieron y blasfemaron, se apartó de ellos totalmente, y desde entonces siguió predicando únicamente a los gentiles (versículo 6). Permaneció allí durante un año y seis meses (versículo 11), laborando entre semana y predicando, sólo a los gentiles, todos los sábados.
¿Podemos pedir una prueba más concluyente? ¿Qué mejor demostración bíblica que ésta de cuál es el verdadero día de reposo del Nuevo Testamento? ¡Durante año y medio, Pablo continuó laborando los días laborables de la semana - seis días, incluyendo los domingos - y predicando exclusivamente a los gentiles todos los sábados! Ciertamente era su costumbre. No hubiera podido hacerlo si el sábado hubiera sido abolido o cambiado.
El mandamiento de Pablo a los gentiles
A estos gentiles nacidos en Corinto, Pablo ordenó: "Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo" (1 Corintios 11.1).
Y Pablo, "como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos... de las Escrituras" (Hechos 17.2-3). Era su costumbre, como queda ampliamente demostrado, pues se mencionan en total ochenta y cuatro sábados observados por Pablo.
En esto, ¿estaba él imitando a Cristo? ¡Desde luego que sí! Jesús, "en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre" (Lucas 4.16).
Era costumbre de Jesús. Pablo le imitó y mandó a los gentiles conversos a imitarlo de la misma manera coma él imitaba a Cristo.
La pregunta para nosotros hoy es: "¿Estamos dispuestos a seguir sus pasos?" Jesús vino a dejarnos un ejemplo, para que lo imitáramos (1 Pedro 2.21). Si nosotros, como Pablo, somos crucificados con Cristo, y si Él vive su vida en nosotros, entonces Cristo, en nosotros, guardará el día sábado, ¡porque Él es el mismo ayer, hoy, y por siempre! (Hebreos 13.8).