¿Cuál es el DÍA de
REPOSO CRISTIANO?

Capítulo Cuarto

Un pacto especial y eterno


LOS HOMBRES REBELDES buscan todos los argumentos del razonamiento humano para justificar el olvido de aquello que Dios nos ha mandado recordar! Por ello, muchos han recurrido al argumento, carente de autoridad bíblica, desde luego, de que los Diez Mandamientos fueron abolidos en la cruz. Empero, nunca se detienen a pensar que si no hay ley, entonces no hay trasgresión, como dice claramente Pablo en Romanos 4.15, y así nadie ha pecado desde la crucifixión. Por lo tanto, ¡no necesitaríamos un Salvador!
Sin embargo, aunque fuera cierto este argumento pervertido e ilusorio, si Dios, habiendo abolido sus Diez Mandamientos en la cruz, hubiese impuesto otra vez nueve de ellos en el Nuevo Testamento para eliminar el sábado, como enseñan muchos, ¡aún así no tendrían excusa!
¡Pero lo cierto es que Dios hizo del sábado un pacto separado y válido para siempre!

Pacto completo

Recordemos que Dios no agregó nada a la ley de los Diez Mandamientos (Deuteronomio 5.22). Ninguna otra ley o pacto que haya llegado más tarde forma parte de la misma, sino que constituye una ley aparte. Esto lo dice claramente Pablo: "Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade" (Gálatas 3.15). La ley de los Diez Mandamientos es completa; Dios no le añadió nada. Además, el Antiguo Pacto fue ratificado, según se describe en Éxodo 24.4-8. No se le puede agregar nada.
Más tarde, después de completados, ratificados y puestos en vigencia tanto los Diez Mandamientos como el Antiguo Pacto o Testamento, Dios hizo otra alianza eterna y totalmente separada, con su pueblo.

¿Por qué el sábado?

Dios no hace nada en vano, es decir, sin ningún propósito bueno y útil. Cuando Él realiza o hace algo, siempre tiene un motivo, un propósito importante.
Dios creó al hombre y lo puso sobre la Tierra. Pero el hombre ha perdido la noción de su propósito. Dios tenía un motivo importante. Nos puso aquí con un gran propósito.
Por medio de "el Verbo" (Juan 1.1-3), que se hizo hombre, Dios creó el sábado. Lo creó para el hombre.
¿Por qué?
¿Qué fin cumple el día sábado? ¡La humanidad también ha perdido la noción de aquel gran propósito! Jesucristo dijo (Marcos 2.27-28) que había sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Pero en aquella ocasión únicamente dijo para quién (o por causa de quién) había sido hecho, no por qué o cuál era el motivo, salvo el de servir y beneficiar al hombre.
Por eso tiene importancia el pacto del día sábado que es especial y distinto, y revela el motivo, el propósito básico. Estudiémoslo, pues, detenidamente. Se encuentra en Éxodo 31.12-17.

El pacto especial del sábado

"Habló Yahvé a Moisés diciendo: Habla tú a los hijos de Israel y diles: No dejéis de guardar mis sábados..." (Biblia de Jerusalén). Veamos de nuevo, cuál es el "día del Señor". El Eterno llama los días sábados "mis sábados". Los sábados, pues, son de Él. No nos pertenecen a nosotros, sino al Señor. No son los sábados "de los judíos" ni "de los gentiles". El sábado es un lapso de tiempo. Dicho tiempo, cuandoquiera que llegue, no es nuestro, sino de Dios. Si lo tomamos para nosotros, para nuestro uso particular, ya sea con el fin de trabajar o de divertirnos, ¡le estamos robando ese tiempo a Dios!
Veamos de nuevo. Él dijo: "No dejéis de guardar mis sábados". En Éxodo 20.8 vimos que nos mandó "santificarlo". Dios lo hizo tiempo santo y nos mandó conservarlo así. No nos mandó profanar lo que para Él es sagrado.
Ahora estudiemos un poco más esta alianza especial: "guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy el Eterno que os santifico" (Éxodo 31.13).
¡Nótelo bien! He aquí el propósito del día sábado: "...porque es señal..." ¿Qué es una señal?
Al pasar por las calles principales del sector comercial de una ciudad, vemos por todos lados señales o letreros que identifican almacenes, oficinas y fábricas.
Una señal es un símbolo, un distintivo o marca de identidad. Cuando vemos el letrero "A. J. Pérez, seguros y propiedades", éste identifica al dueño del establecimiento y la clase de negocio de que se trata.
El diccionario define "señal" como: "Marca que se pone a una cosa para distinguirla de otras. Signo que sirve para recordar una cosa. Placa o anuncio en las vías de comunicación para indicar algo..." También tiene significados técnicos especiales para matemáticas, medicina y astronomía, etc.
La palabra escrita por Moisés en el idioma hebreo y traducida "señal" es owth, y el diccionario hebreo-inglés la define como: "una seña, bandera, seña luminosa, monumento, evidencia, etc.; marca, milagro, distintivo". Las banderas identifican a las naciones. La seña luminosa se utiliza para advertir la presencia de algo. Un distintivo es una señal visible que sirve para identificar y dar a conocer algo, como la bandera blanca que es señal de rendición.
Dios mandó a su pueblo guardar el sábado como señal. Es una señal entre su pueblo y Él: "...Es señal entre mí y vosotros". Es una placa que identifica. Advierte o indica cierto conocimiento que distingue o identifica. ¿Pero qué conocimiento? Dios responde: "…para que sepáis que yo soy el Eterno que os santifico".
¡Pongamos doble atención a estas palabras! ¡Es la señal que identifica quién es su Dios! ¡Por esta señal se nos hace saber que Él es el señor! ¡Ella identifica a Dios!

El propósito del día sábado

Dios dio al hombre su día sábado para mantener vivos en él el verdadero conocimiento y el verdadero culto del Dios verdadero.
Mas, ¿cómo identifica el día sábado a Dios? ¿Cómo nos señala al verdadero Dios, y no al falso? ¿No cumple el domingo con este mismo propósito?
¡De ninguna manera!
Veamos claramente lo que dice esta alianza especial del día sábado: "Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó" (Éxodo 31.17).
Fue en el séptimo día de la semana de la creación que descansó el Eterno de aquel trabajo. No fue el domingo, el primer día de la semana. Únicamente el séptimo día de la semana señala hacia la creación.
Pero, ¿cómo identifica ello quién es Dios?
Si usted cree que Dios es cualquier otro, o cualquier otra cosa, le daré pruebas de que el Dios mío es el verdadero, pues cualquier otra cosa que usted tenga por Dios fue creada o hecha por el Dios verdadero. Aquel que hizo y creó todo lo demás es mayor que aquello que hizo, y superior a todo aquello que pudiera llamarse Dios.
La creación es la prueba de Dios, de su existencia. ¡Es el acto de la creación lo que lo identifica!
Así pues, Dios tomó lo más perdurable, lo más imperecedero que conozca el hombre, un lapso de tiempo recurrente, el único día que recuerda el acto de la creación. Tomó el único día que nos señala constantemente la existencia del Todopoderoso, el Creador, ¡cada séptimo día de la semana!
Y Dios apartó aquel día en particular de los demás haciéndolo su día. Lo hizo sagrado y lo santificó para sí, designándolo como el día en que manda a su pueblo reunirse para adorarle. Dios ordenó al hombre descansar de su propio trabajo y deleite físico, y reposar durante ese día, reuniéndose a rendir culto obediente con otros en espiritual fraternidad.
Ningún otro día es un memorial o recordatorio de la creación. Ciertamente Satanás ha engañado a un mundo incauto haciéndole pensar que la resurrección de Cristo tuvo lugar al amanecer de un día domingo - lo que ha sido siempre el momento de la adoración pagana al Sol. ¡Mas ello no es verdad! Pida nuestro folleto gratuito ¿En qué días ocurrieron la crucifixión y la resurrección? Le sorprenderá, pues este folleto contiene la verdad que usted podrá verificar en cualquier biblioteca pública.
¡La resurrección de Cristo ocurrió un sábado y no un domingo! Además, en ningún lugar de la Biblia nos dice Dios que debemos celebrar el día de la resurrección de Cristo. Ésta es una costumbre de los hombres, ¡contraria a los mandamientos de Dios!
Así pues, hemos encontrado un gran propósito del día sábado: ¡identifica a Dios! El día apartado por Él para la reunión y culto nos señala, como a un memorial, a quién debemos adorar: ¡al Creador y Soberano de todo lo que existe!

¡Mas ello no es todo!
¡El sábado también fue dado como señal que identifica quiénes son el pueblo de Dios y quiénes no!
¡Nótese! Este pacto especial no sólo dice: "...para que sepáis que yo soy el Eterno...", sino que agrega: "...que os santifico" (Éxodo 31.13).
¡Veamos el tremendo significado de este pronunciamiento!
¿Qué significa la palabra "santificar"? Significa "apartar para uso o propósito santo". En el séptimo día de la semana de la creación, Dios santificó - es decir, apartó para uso sagrado - el sábado. Mas ahora vemos, en palabras de Dios, que es una señal por la cual Él también santifica, aparta de los demás como algo propio, para su santo propósito, a aquellos que constituyen su pueblo.
En los tiempos del Antiguo Testamento, su pueblo era la congregación de Israel. En los tiempos del Nuevo Testamento, su pueblo lo constituye la propia Iglesia de Dios, ¡los cristianos realmente convertidos y engendrados del Espíritu!
¿Cómo el sábado aparta a aquellos que constituyen el verdadero pueblo de Dios? Pues bien, si usted ha comenzado a guardar el sábado del Señor tal como Él manda, la experiencia misma le habrá dado la respuesta. Si no lo ha hecho, empiece a santificar el día sábado como Él lo ha ordenado y pronto verá que usted es apartado automáticamente de todos los demás.
El sábado es la señal de Dios, que no sólo lo identifica como el Creador-Soberano, sino que también identifica a aquellos que realmente son de Él.
Pero, ¿cómo?

Definición de Dios

Aún puedo dar otra definición de Dios. Aunque el único Dios verdadero y sabio es el gran Creador-Soberano del universo, existen numerosos dioses falsos e impostores. Satanás se hace pasar por Dios ante los crédulos y así la Biblia le llama "el dios de este siglo" (2 Corintios 4.4). Los ídolos fueron adorados como dioses, y todavía lo son, aun por gente que se considera "cristiana". Aquello que usted sirve y obedece, sea lo que fuere, constituye su dios (Romanos 6.16).
El nombre Señor significa soberano, amo, jefe, ¡aquel a quien usted obedece! Jesús exclamó: "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" (Lucas 6.46). ¡Si no le obedecían, no era Él su Señor! Entonces, ¿por qué le llamaban Señor si no lo era?
De nuevo Jesús les dijo: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 7.21). Sólo quienes obedecen a Dios pueden ser sus hijos y entrar en su Reino.
Veamos nuevamente: "¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis?" (Vea nuevamente Romanos 6.16).
¡Cuán significativo! ¡El mandamiento del día sábado es el único de los diez que constituye una señal para identificar a los verdaderos cristianos hoy y siempre! ¡Es el verdadero mandamiento de prueba! El mundo está dispuesto a reconocer los otros nueve mandamientos, ¡pero contra éste se rebela positivamente! ¡Es el que constituye la prueba esencial de obediencia!
Identifica a quienes han entregado su voluntad a Dios, a los que le obedecen, sin importar la persecución o las consecuencias que tengan que sufrir.
¡Sí, el sábado aparta, separa a quien lo guarda del resto del mundo! ¡Lo distingue marcadamente!
¡Qué señal! Identifica al Dios verdadero en el mismo día apartado por Él para la reunión y el culto. ¡Identifica a su pueblo verdadero!

Pero ¿constituye un pacto?

He dicho que Dios hizo del día sábado un pacto separado, eterno y perpetuo, enteramente independiente de lo que llamamos "el Viejo Pacto" o "Antiguo Testamento" concertado en el monte Sinaí.
Entonces,¿cómo es un pacto?
Definamos esta palabra. El diccionario la define como: "Concierto o asiento en que se convienen dos o más personas o entidades que se obligan a su observancia". Un pacto es un concierto, contrato o acuerdo por medio del cual una parte promete ciertas recompenses o premios a cambio de un determinado comportamiento de la otra parte.
El Antiguo Pacto (o Testamento) concertado entre Dios y los hijos de Israel en el monte Sinaí imponía al pueblo ciertos términos y condiciones que éste debía cumplir: acatar los Diez Mandamientos. Prometía la recompensa de convertir a Israel en una nación "sobre todos los pueblos". Las promesas eran puramente nacionales y materiales, para este mundo. El Nuevo Pacto (o Nueva Alianza) está fundado sobre mejores promesas (Hebreos 8.6), que consisten en la "herencia eterna" (Hebreos 9.15).
Una vez firmado, sellado o ratificado un pacto, una vez confirmado, no se le puede agregar nada (Gálatas 3.15). Todo lo que figure por debajo de la firma no forma legalmente parte del convenio. Leemos la descripción de cómo fue celebrado el Antiguo Pacto, y cómo fue sellado con sangre, en Éxodo 24.6-8. Nótese que el versículo 8 termina con las palabras "del pacto que el Eterno ha hecho con vosotros". Para entonces ya estaba hecho y completo.
Luego, siete capítulos después, llegamos al concierto del pacto especial y eterno del sábado. Por lo tanto, ¡no forma parte de la Antigua Alianza!
Mas cabe preguntar: ¿constituye un pacto?
¡La Biblia dice que sí lo es! Veamos Éxodo 31.16 "Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por PACTO perpetuo".
"Perpetuo" significa continuo e ininterrumpido. Mas, ¿había de durar para siempre? Lea el versículo siguiente: "Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel".
Ahora bien, ¿cuál es la condición? ¡Guardar santo el día sábado! "Porque santo es a vosotros", dice Dios en el versículo 14. ¿Y cuál es la recompensa prometida por cumplir esta condición? No se trata sólo de una señal, sino también de un pacto o convenio "entre mí y vosotros", dice Dios, "para que sepáis que yo soy el Eterno que os santifico".
¡Aquí, pues lo tenemos! ¡Dios promete santificarlos, apartarlos como algo santo, como su pueblo santo! ¿Se puede pedir una promesa mayor?
Sí, ¡es un pacto! Un pacto separado y totalmente distinto. Aunque se intente argüir que el Antiguo Pacto (o Testamento) fue "abolido" y que por ende los Diez Mandamientos también, no se puede sostener que esta alianza habría de durar sólo "hasta la cruz". Este pacto estaría en vigencia "por vuestras generaciones" (versículo 13), "pacto perpetuo" (versículo 16), "para siempre" (versículo 17).

¿Una señal sólo para Israel?

"Sí", responde el rebelde, quien busca con argumentos librarse de la obediencia, "pero es un pacto entre Dios y los hijos de Israel. Es para todas las generaciones de Israel, entre Dios y los israelitas para siempre".
¡Ciertamente!
Nadie puede negar que esto obliga al pueblo de Israel a guardar el sábado para siempre y por todas sus generaciones, perpetuamente. Sus generaciones aún perduran, por lo cual la obligación persiste para ellos hoy.
Pero por otra parte, debemos reconocer también que la salvación y la cristiandad están abiertas a los judíos (israelitas) y a todos los gentiles. El evangelio es el poder de Dios "para salvación a todo aquel que cree; al judío [israelita] primeramente, y también al griego [gentil]" (Romanos 1.16).
¡De manera que el judío puede ser un cristiano converso! ¡De hecho, al principio la Iglesia era casi totalmente judía! Así pues, el judío, aunque sea un cristiano en la Iglesia de Dios, está obligado a guardar el sábado del Eterno como un pacto perpetuo, a lo largo de todas sus generaciones, ¡para siempre!
Ahora bien, ¿tiene Dios dos clases de cristianos? ¿Constituye un pecado para el cristiano judío quebrantar el sábado, y pecado para todos los demás guardarlo? ¿Deben los cristianos judíos reunirse el sábado y los de otras nacionalidades el domingo? ¿No dijo Jesús que una casa dividida no se mantendría en pie? (Ver Marcos 3.25).
¿Existen dos clases de cristianos? ¿Qué nos dice Pablo en Romanos 3.29 sobre este particular?: "¿Es Dios solamente Dios de los judíos [israelitas]? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, ¡también de los gentiles!". Y aun más, en Gálatas 3.28-29: "Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros [gentiles] sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa".
Así pues, siendo el sábado obligatorio hoy para los judíos [israelitas] en la Iglesia de Dios, y no existiendo diferencia alguna (somos todos uno en Cristo), ¡entonces también es obligatorio para los gentiles!

¿El "sábado judío"?

¿Por qué al sábado se le llama despectiva y burlonamente el "sábado judío"? ¿Por qué cree el mundo que todos los israelitas son judíos, y que los judíos son todos los israelitas?
¡Tengo una sorpresa para quienes así lo han creído! Aunque usted no lo crea, el pueblo judío constituye apenas una minoría de los israelitas. El primer pasaje en la Biblia donde se hace referencia a los judíos ("hombres de Judá") es en 2 Reyes 16.5-6, y créalo o no, allí vemos al reino de Israel, aliado con Siria en una guerra contra los judíos.
Por extraño que parezca, los hijos de Israel se habían dividido, convirtiéndose en dos naciones diferentes. Una era el reino de Israel cuya capital no era Jerusalén sino Samaria. La otra era el reino de Judá, con su capital en Jerusalén. ¡Ahora lea la extraña historia! Se encuentra en 1 Reyes, capítulo 12.
Muerto el rey Salomón, el pueblo de la nación de Israel se rebeló contra el exceso de impuestos. El anciano y sabio Salomón había vivido en medio de lujos y esplendores quizá jamás igualados antes ni después. Para financiar sus grandes empresas, simplemente aumentaba los impuestos.
El pueblo exigió al rey Roboam, hijo de Salomón, una reforma. Mas él era joven aún y tenía ideas jóvenes. Se había rodeado de "cerebros juveniles" que abrigaban también ideas peregrinas, y su consejo fue: "Dile al pueblo que les demostrarás quién es su amo. Cóbrales tributos aún mayores de los que cobró tu padre". Roboam despreció los consejos de los ancianos y líderes más experimentados, pues para él, constituían los reaccionarios de su época.
Entonces el pueblo planeó una gigantesca rebelión. Rechazó a Roboam, y estableció como rey a Jeroboam, quien había ocupado un alto cargo bajo el rey Salomón.
Mas la tribu de Judá disintió, pues Roboam pertenecía a ella y deseaban conservarlo como rey. Así fue que la tribu de Judá se separó de la nación de Israel, y formó un reino independiente llamado el reino de Judá. A ellos se agrego la tribu de Benjamín. Entonces se les conoció por el nombre de judíos, nombre gentilicio (o apodo) dado a los del linaje de Judá.

Israel perdió la señal

En ninguna parte de la Biblia se llama judíos a los de la nación de Israel compuesta por las restantes diez tribus. Ese nombre se aplica únicamente al reino de Judá. Los judíos sí son israelitas, ¡pero sólo una parte de los israelitas (aquellos de la tribu de Judá) son judíos!
Casi enseguida de su proclamación como rey, Jeroboam sintió el temor de que cuando su pueblo viajara a Jerusalén para asistir a las fiestas anuales, vería de nuevo a Roboam y desearía que fuese su rey nuevamente. Entonces actúo rápidamente para proteger su posición.
La tribu de Leví constituía el sacerdocio. Eran los líderes, los de mayor educación. Jeroboam optó por degradar de un solo golpe a los levitas, y estableció como sacerdotes a los más bajos e ignorantes del pueblo. A ellos los podría controlar y de esa manera controlaría también la religión del pueblo. Así, muchos, quizá la mayoría de los levitas, regresaron al reino de Judá y se conocieron como judíos.
Inmediatamente, Jeroboam erigió dos grandes ídolos para que los adorara el pueblo. Dio orden de que las fiestas del otoño (Fiesta de Tabernáculos) se observaran en el octavo mes, en vez del séptimo, y en un lugar situado al norte, escogido por él, en vez de Jerusalén, como lo había ordenado Dios (1 Reyes 12.28-32). También cambió el día de reposo del día séptimo al octavo, es decir al día que le sigue al séptimo, o sea el primero de la semana.
La casa de Israel, compuesta por las 10 tribus, continuó en los dos pecados básicos de Jeroboam durante los gobiernos de 19 reyes sucesivos y de nueve dinastías. Más tarde otros reyes agregaron otras idolatrías.

Israel esclavizada

Mas en los años 721-718 a.C., Dios hizo que la casa de Israel fuese invadida y conquistada por el reino de Asiria. Sus habitantes fueron despojados de sus fincas y de sus ciudades, y en calidad de esclavos fueron llevados a Asiria sobre las costas sureñas del mar Caspio. Pero la casa de Judá, los judíos, que constituían una nación separada y distinta, no fue invadida hasta el año 604 a.C.
Dos o tres generaciones después del cautiverio de Israel, los caldeos surgieron como potencia mundial y formaron el primer imperio de soberanía mundial. Bajo Nabucodonosor, los caldeos (Babilonia) invadieron a Judá (604-585 a.C.).
Más tarde, los asirios abandonaron sus tierras al norte de Babilonia y emigraron hacia el noroeste por las tierras que ahora son Georgia, Ucrania y Polonia hasta la tierra que al presente es Alemania. Hoy, los descendientes de aquellos asirios los conocemos como el pueblo alemán.
Las gentes de las diez tribus de Israel también emigraron hacia el oeste. Aunque los asirios habían llevado a Israel en cautiverio, los israelitas no permanecieron esclavos suyos en Europa sino que prosiguieron más adelante hasta Europa Occidental, ¡a la península escandinava y las Islas Británicas!
Ahora bien, ¿por qué se les conoce como las "diez tribus perdidas"?
¡Habían perdido su señal nacional, la que los identificaba!
El rey Jeroboam había cambiado su día de culto, del séptimo al primer día de la semana, ¡al día del Sol, que era domingo! Todos los reyes siguientes conservaron esta práctica, como también la idolatría. Mientras permanecieron en la tierra de Israel y se llamaron a sí mismos "el reino de Israel", se les reconoció su identidad. Pero en Asiria ya no constituían una nación con gobierno y rey propios. No eran sino esclavos. Las nuevas generaciones adoptaron el idioma de los asirios y olvidaron el hebreo. Perdieron toda su identidad como nación.
Las diez tribus, conocidas como la casa de Israel, perdieron su marca de identidad, que era el sábado de Dios. ¡Es por eso que perdieron su identidad nacional!

Por qué se reconoce al pueblo judío

¡Pero los hijos de Judá sí guardaron el día sábado! No lo mantuvieron santo mucho tiempo, ni lo guardaron a la manera de Dios, pero sí lo mantuvieron, y aún lo mantienen hoy, como el día de descanso que reconocen y observan.
¿El resultado? ¡El mundo entero ve en ellos al pueblo escogido por Dios! El mundo cree que son Israel, ¡y no sólo Judá!
¡La identidad del pueblo judío no se ha perdido! Y puesto que se conoce su identidad como descendientes raciales de la antigua Israel, mientras que se ignora la de las "diez tribus perdidas", el mundo supone que los judíos son Israel en vez de Judá.
Nuevamente, el mundo entero está engañado, aun en cuanto a quiénes constituyen, por derecho de primogenitura, el verdadero pueblo escogido de Dios.
Sí, el sábado, el verdadero día del Señor, es, después de todo, el día indicado para todos los cristianos, ya sean judíos (israelitas) o gentiles - porque es el día que identifica al pueblo de Dios. Es el día que Dios santificó y ordenó a su pueblo mantenerlo santo.