¿Cuál es

el DÍA de
REPOSO CRISTIANO?

Capítulo Segundo

¿Quién creó y estableció el Día de Reposo?

FUE MUCHO lo que Jesucristo habló y enseñó respecto del día de reposo y su observancia.
En Marcos leemos acerca del comienzo de su ministerio y el Evangelio por Él predicado. En repetidas ocasiones dijo que este Evangelio provenía directamente de Dios el Padre, que era el mensaje de Dios para la humanidad.

Marcos 1.1: "Principio del evangelio de Jesucristo". El evangelio de Jesucristo no es un evangelio hecho por los hombres acerca de la persona de Cristo. El evangelio de Cristo es su Evangelio, lo que Él predicó, ¡el mensaje enviado por Dios a la humanidad por intermedio de Jesucristo!
Evangelio del Reino

Después de que Juan Bautista fue apresado, Jesús entró en Galilea predicando las buenas nuevas del Reino - el gobierno - de Dios, haciendo un llamado a los hombres para que se arrepintieran y creyeran. Mas ¿para que creyeran en qué? ¡En este mismo Evangelio traído de parte de Dios, como lo dijo el mismo Jesús! (Marcos 1.15).

Y habiendo llamado a sus discípulos, "entraron en Capernaum; y los días de reposo, entrando en la sinagoga, enseñaba" (versículo 21). Jesús tenía por costumbre asistir a los servicios en la sinagoga los sábados (Lucas 4.16, 31).
Aquella sinagoga adonde asistió Jesús en Capernaum se encuentra hoy en ruinas. Yo la he visitado. He caminado en medio de las piedras y las columnas derrumbadas, y he visto las tallas judaicas.

La sinagoga en Nazaret, mencionada en Lucas 4.16, y a la cual sin duda asistió Jesús todos los sábados durante su niñez y adolescencia, permanece hoy intacta, a unos tres o cuatro metros por debajo de la superficie actual. Ha sido excavada, y a ella se desciende por una escalera. He visitado dicha sinagoga. Era muy pequeña, con capacidad para no más de unas 50 personas sentadas; construida totalmente de piedra. Pensé, mientras caminaba por aquel salón pequeño, en cómo también Jesús, por medio de quien Dios creó la Tierra, empezó su ministerio terrenal en un lugar muy pequeño y humilde. No puedo describir los sentimientos que me embargaron en aquel momento, ¡pero le aseguro que fue una experiencia inigualable!

Jesús predicó en las sinagogas de toda Galilea (Marcos 1.38-39). En cierta ocasión, junto con sus discípulos, atravesó los sembrados un día de sábado (Marcos 2.23). Los fariseos acusaron a los discípulos de Jesús de haber quebrantado el sábado porque arrancaron algunas espigas para comer.
Al enseñar, como parte de su evangelio, la manera de guardar el sábado, Jesús dijo: "El sábado fue hecho a causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado. Así que el Hijo del Hombre es Señor aun del sábado" (Marcos 2.27-28, Versión Moderna)
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¡Fue hecho!

¡Lea nuevamente este texto fundamental!
Jesús dijo: "El sábado fue hecho". Es una de aquellas cosas que se hicieron. Había de tener un creador. Y, ¿quién hizo el sábado? ¿Quién lo creó?

Dios es el Creador, como está escrito en Efesios 3.9: "...Dios, que creó todas las cosas". El apóstol Juan fue inspirado a escribir:
"En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios... todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres... Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan [Bautista] dio testimonio de él, y clamó diciendo: Éste es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo" (Juan 1.1, 3-4, 14-15).

Aquel "Verbo" era Cristo. Cristo estaba con Dios el Padre desde la eternidad. ¡Cristo era Dios! ¡Por Él todas las cosas fueron hechas - ¡por Jesucristo! El sábado es una de aquellas cosas que fueron hechas. Así pues, Jesucristo fue quien hizo el sábado. ¡Dios lo creó por medio de Él!
Nótese luego: "Porque en él [Cristo] fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles... y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia" (Colosenses 1.16, 18).

Pocos saben hoy que el sábado fue hecho por Jesucristo. ¡Con razón dijo con tanta claridad que Él también es Señor del sábado! (Marcos 2.28).
¿Cuándo y para quién?
Veamos de nuevo Marcos 2.27. No es sólo una de aquellas cosas que fueron hechas, y no sólo tenía un Creador, sino que fue hecho para alguien. Hoy parece prevalecer la idea de que fue "para el judío". Mas, ¿qué dijo al respecto el mismo Cristo? ¡Que se había hecho "para el hombre"!
Si se hizo para la humanidad, podemos suponer que fue hecho juntamente con el hombre. Pero no debemos "suponer". ¡Debemos tener autoridad bíblica!

Regresemos de nuevo a la descripción del tiempo en que fue hecho el hombre.
"Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra [más de uno: el Padre y Cristo] imagen, conforme a nuestra semejanza... Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó" (Génesis 1.26-27).

Ahora bien, ¿cuándo sucedió aquello? Dice el versículo 31 que sucedió el sexto día de la semana de la creación. Es más: el hombre fue la última cosa o ser creado aquel día. Por lo tanto fue creado por la tarde del sexto día.

Continuemos: "Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación" (Génesis 2.2-3).

¡Tomemos nota! Cuando, "dijo Dios: Hagamos al hombre", ¿quién hablaba? La palabra original hebrea traducida como "Dios" es Elohim, vocablo uniplural (sustantivo colectivo) que significa más de una persona, pero un solo Dios. Dios es un reino, una familia. Está el Padre. Y Jesús es el Hijo. Cristo es también el Verbo, es decir, el Vocero. Él habla sólo según las instrucciones del Padre. ¡Dios creó todas las cosas por Cristo! Por lo tanto, ¡era Cristo quien hablaba! Fue Jesús quien dijo: "Hagamos al hombre". ¡Fue Jesús quien realizó la obra de la creación bajo la dirección del Padre!
¡Tomemos nota de nuevo! ¿Completó Jesús su creación en el sexto día? ¿Dice que dejó de crear en el séptimo día? ¡De ninguna manera! Veamos con más cuidado: "Y acabó Dios en el día séptimo". ¿Acabó qué? No acabó de crear - acabó "la obra que hizo".

¡Hubo siete días completos de creación, y no seis! ¡En el séptimo día hizo el sábado! Pero el sábado no se hizo por medio del trabajo sino del reposo. ¡Lo que acabó el séptimo día fue la labor de la creación, lo que fue hecho mediante trabajo! ¡El séptimo día descansó! Al descansar, creó el día de reposo.

¿Estaba cansado Dios?

¿Por qué descansó Jesucristo después de haber realizado la obra de la creación? ¿Estaba "rendido"? ¿Estaba tan fatigado que se vio obligado a detenerse para descansar? De ninguna manera, pues Dios "no desfallece, ni se fatiga con cansancio" (Isaías 40.28).
Sin embargo, este fue un verdadero descanso, pues vemos escrito en Éxodo 31.17: "...en seis días hizo el Eterno [Cristo] los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó". "Reposó", o sea que fue un verdadero descanso. Sin embargo, ¡no estaba cansado ni fatigado!
¿Por qué descansó? ¡Para imprimir su divina presencia en aquel día! Hizo el sábado al descansar aquel día, mientras que todo lo demás lo había hecho por medio del trabajo.
Además, ¡también "bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó"! ¿Qué significa "santificó"? Busquemos en el diccionario. Significa "apartar para uso o fines santos". Apartó este día de los demás para uso santo, ¡para un día de descanso físico en el cual pueda reunirse su pueblo para adorar a Dios!
Y también Él "bendijo" al séptimo día de cada semana (Éxodo 20.11). Lo hizo sagrado. Como veremos más adelante en las Escrituras, es santo, sagrado para Dios. Ahora bien, el día de reposo es un día determinado - el séptimo de la semana (Mateo 28.1). Por lo tanto, lo que hizo Dios, por Cristo, fue santificar determinado tiempo futuro.
Ahora preguntémonos: ¿Existe hombre alguno con autoridad para santificar algún tiempo futuro? Ningún hombre es santo en sí. Ningún hombre tiene poder para santificar las cosas. ¡Solamente Dios es santo, y aquello que Él ha santificado! ¡No existe ningún grupo ni organización humana con autoridad para santificar ningún tiempo futuro!
El día de reposo es un lapso de tiempo. Dios lo estableció como el tiempo que transcurre entre la puesta del Sol el viernes y la puesta del Sol el sábado. ¡Cada vez que llega ese tiempo, nos hallamos en tiempo santo! ¡No es nuestro tiempo, es de Dios! Dios lo santificó, y como veremos más adelante en detalle, ¡en los Diez Mandamientos nos mandó guardarlo así, santo! Hoy muchos no comprenden que es pecado profanar aquello que es santo para Dios.

"Quita tu pie…"

Pero, ¿qué importancia tiene que guardemos o no este día bendecido y santificado por Dios? ¿Debe el cristiano respetar lo que Dios ha santificado?
Dios nos da una clara explicación en una experiencia de Moisés.
Moisés, habiendo sido criado como príncipe por la hija del Faraón, había dado muerte a un guardia egipcio, y huyó a Madián, cerca del monte Sinaí. Allí se casó con la hija del sacerdote Jetro. Mientras apacentaba un rebaño de ovejas, llegó al monte Sinaí, donde vio una gran zarza que ardía pero que no se consumía. El Eterno (Cristo) llamó a Moisés desde la zarza ardiente:
"¡Moisés, Moisés! …quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es" (Éxodo 3.4-5). Ahora bien, supongamos que Moisés fuera como la mayoría de las personas hoy. Probablemente habría discutido: "Bueno Señor, no veo qué más da en donde me quite el calzado. No deseo quitármelo aquí en este lugar; prefiero esperar y quitármelo un kilómetro más adelante".
Si Moisés se hubiese rebelado respondiendo de esta manera, jamás habría sido escogido para sacar al pueblo de Dios de Egipto.

La tierra un kilómetro más adelante, no era santa. ¿Qué más daba si se quitaba Moisés el calzado - o dónde se lo quitaba? ¡He aquí la explicación! La tierra donde Moisés estaba parado era santa. Dios le exigía que tratara con respeto la tierra santa.
¿Por qué? ¿Qué hacía santo aquel trozo de tierra? ¡Dios estaba presente en aquel lugar! ¡Dios es santo! Su presencia allí santificó la tierra circundante.

De la misma manera, Dios está presente en su día de reposo. Él descansó el primer día de reposo para imprimir su presencia en aquel día. ¡Esto lo convirtió en tiempo sagrado! Cuatro mil años después, cuando este mismo "Logos" o "Verbo" se hizo hombre, cuando regresó como Jesucristo en carne humana, aún imprimía su presencia en el día de reposo semanal. ¡Iba a las sinagogas conforme a su costumbre!

Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y lo será por los siglos (Hebreos 13.8). ¿Lo cree así usted? ¿Es su Biblia una autoridad? ¿La acepta como tal? Si Jesucristo en espíritu no mora hoy en su carne, si Él no vive la vida de usted, entonces usted no es de Él ni tampoco es usted cristiano (Romanos 8.9). Pero si lo está, Él no ha cambiado, y aún sigue imprimiendo su presencia en el día de reposo que Él santificó.

El Eterno ordenó a Moisés quitar su calzado de aquella tierra santa. Desobedecer habría sido pecado, y el castigo, la muerte eterna.

El mismo Dios Eterno ordena a la humanidad que quite el pie y se abstenga de pisotear y profanar su día santo. Exige a sus hijos un trato respetuoso para aquel tiempo santo, respeto que no exige para otros días de la semana. Veamos una profecía para nuestro tiempo:

"Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia [no un yugo obligado], santo, glorioso del Eterno; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en el Eterno; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca del Eterno lo ha hablado" (Isaías 58.13-14).

Está claro que aquí hay un "así dice el Eterno".
Veneramos a Dios al mantener santas las cosas que Él ha santificado. Lo deshonramos cuando no hacemos las cosas según Él nos ordena.
Dios nos manda: ¡Quita tu pie de sobre mi tiempo santo! Deja de pisotear todo aquello que yo he santificado. ¡No profanes mis cosas santas!
Incurrimos en pecado cuando profanamos lo que Dios ha santificado.
Dios no ha santificado ningún otro día de la semana. ¡El hombre no tiene autoridad para hacer sagrado un día! No se puede guardar un día como santo, a menos que Dios lo haya santificado previamente, así como no se puede mantener caliente el agua sin calentarla primero. Dios hizo sagrado este lapso de tiempo sagrado, ¡y nos ha mandado mantenerlo así!

Abraham lo guardó

Este mundo y toda su civilización, consiste en un sistema de creencias y costumbres derivados de "lo que al hombre le parece bien". Dios nos dice que ese camino trae consigo el castigo de la muerte eterna (Proverbios 14.12; 16.25). El camino que nos parece bien es el camino del pecado.
Si las religiones del mundo realmente aceptaran la Biblia como su autoridad, creerían todas en lo mismo. Todos seguirían el camino trazado por Dios y las costumbres ordenadas por Él. Muchos que dicen ser creyentes cristianos dicen también regirse por la Biblia y sólo por la Biblia. Sin embargo, creen todo lo contrario de las claras enseñanzas de las Escrituras y de Cristo. ¡Ciertamente este mundo está engañado!
Los hombres desarrollan muchos argumentos para evadir los mandamientos de Dios, pues la mente carnal es enemistad contra Él y no se sujeta a su ley (Romanos 8.7). Cuando los hombres rechazan los mandamientos de Dios para seguir sus propias tradiciones (ver Marcos 7.6-9), tienen que desarrollar argumentos para justificar su rebelión. Uno de los argumentos es que los mandamientos de Dios no existían hasta que los hijos de Israel llegaron al monte Sinaí.
Pero Abraham observó los mandamientos 430 años antes de que llegaran al Sinaí sus descendientes.
¡Léalo en su propia Biblia! "Oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes" (Génesis 26.5). Dios habla. Explica por qué hizo las grandes promesas a Abraham.
¡Abraham guardó el sábado del Señor!
En el Nuevo Testamento leemos que es pecado quebrantar cualquiera de los mandamientos (Santiago 2.10-11).
Algunos tratan de argüir que "quizás el cómputo del tiempo se perdió. Quizás se perdió la cuenta de cuál era el séptimo día de cada semana, día en que descansó Dios".

¿Se perdió el cómputo del tiempo?

Al ponerse el Sol el sexto día de la creación, ya Adán había sido creado y vivía. Él sabía cuál era el séptimo día. Jesús llamó "justo" a Abel (Mateo 23.35), de manera que Abel guardó el sábado. Enoc "caminó con Dios", de manera que él también guardó el sábado, y fue "trasladado por Dios" menos de cien años antes de Noé. Ellos sí sabían, todo ese tiempo, cuál era el séptimo día. Adán vivió durante los primeros 243 años de Matusalén, y hasta que Lamec tuvo 56 años de edad. Estos hombres sabían cuál era el séptimo día. Matusalén fue contemporáneo con Noé 600 años, y Lamec 595.
Ciertamente Noé aprendió de ellos, y de otros, cuál era el séptimo día. Y lo guardó pues era pregonero de justicia (2 Pedro 2.5), y "todos tus mandamientos son justicia" (Salmo 119.172).
Sem fue igualmente hombre justo, y vivió hasta que Abraham tuvo 150 años de edad. Noé murió sólo dos años antes de nacer Abraham.
No, el cómputo del tiempo no se perdió hasta la época de Abraham. Nuestro folleto gratuito ¿Se ha perdido el cómputo del tiempo? ofrece siete pruebas irrefutables de que el tiempo no se ha perdido hasta nuestros días.
Pero muertos Jacob y José, los hijos de Israel (Jacob) se convirtieron en esclavos de Egipto. Está escrito: "Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas... Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza, y amargaron su vida con dura servidumbre..." (Éxodo 1.11, 13-14).
Los egipcios no guardaban el sábado. Azotaban a los esclavos israelitas para que laborasen aquel día igual que los demás. Por tanto, a éstos no les fue permitido guardar el sábado durante unos 150 a 175 años, - varias generaciones. No tenían sacerdocio. No había día de reposo ni servicios religiosos. Probablemente tampoco hubo enseñanza religiosa, al menos a escala organizada.
¡Y no había Biblia! ¡Ningún registro escrito de las instrucciones de Dios ni de su ley! La Biblia dice: "La palabra del Eterno permanece para siempre" (1 Pedro 1.25). Si se hubieran escrito palabras inspiradas por Dios antes del tiempo de Moisés, hoy lo sabríamos. Las primeras Escrituras Sagradas fueron escritas por Moisés después de que los israelitas fueron liberados de la esclavitud egipcia.
La generación de israelitas que Moisés guió fuera de Egipto no tenía ningún entrenamiento ni instrucción religiosa. Es probable que supieran muy poco acerca del sábado, día de reposo. Para ellos, el cómputo del tiempo se pudo haber perdido. ¡Pero si fue así, Dios se lo reveló por medio de milagros asombrosos!
¡Tomemos nota! Estos israelitas, dos o tres millones en total (600.000 hombres mayores de 20 años), llegaron al desierto de Sin un mes después de haber partido de Egipto y unas dos semanas antes de llegar al monte Sinaí. Recordemos: son varias semanas antes de que Dios les diera los Diez Mandamientos. La gente se quejaba y murmuraba por la escasez de alimentos en el desierto.

Revelado milagrosamente

Aquí Dios les reveló por medio de milagros, cuál era el día sábado, y si tiene o no importancia que se observe. "Y el Eterno dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día". ¿Por que? "Para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no" (Éxodo 16.4).
¡Lea eso de nuevo! Esto sucedió más de dos semanas antes de que recibieran los Diez Mandamientos, antes de que el Antiguo Testamento hubiera sido propuesto, antes de la ley de Moisés. Pero la ley de Dios estaba en vigor. Dios los iba a probar, si obedecerían o no uno de los preceptos de sus puntos.
"Mas en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día" (versículo 5).
Demostraré que Dios les hablaba en un sábado. Está claro que el Eterno (quien más adelante, en carne humana, se convirtió en Cristo) predicó por vez primera al hombre en el primer sábado. Adán fue creado el sexto día de la semana de la creación. Evidentemente fue creado por la tarde, ya que fue la última obra realizada aquel día. Cuando cayó el Sol, inmediatamente después de la creación de Adán, Dios le predicó ofreciéndole el don de la vida eterna (mediante el árbol de la vida) y advirtiéndole que la paga del pecado es la muerte (Génesis 2.15-17; ver también Romanos 6.23).
Y aquí de nuevo, Dios predica a Israel, por medio de Moisés, en el día sábado.
Ahora lea en Éxodo 16.9-19 el relato del milagro del maná. En el versículo 20 leemos que algunos intentaron proveerse de maná para otro día, contraviniendo el mandato de Dios; "y crió gusanos y hedió".
Luego, el versículo 22: En el sexto día recogieron doble porción de maná. Versículo 23: Moisés explicó: "Mañana es el santo día de reposo". Y en este sexto día les fue ordenado proveerse de alimento para el día sábado, lo cual hicieron. En el versículo 24 dice que, "no se agusanó, ni hedió", como en los cinco días anteriores. ¡Éste fue otro milagro de Dios, por medio del cual mostraba cuál era el verdadero séptimo día!
A la mañana del día siguiente, el sábado, dijo Moisés (versículos 25-26): "Hoy es día de reposo para el Eterno; hoy no hallaréis en el campo. Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará".
Pero, ¿tenía ello alguna importancia?
¿No estaba bien trabajar en el séptimo día y después descansar el primer día de la semana? Algunos de estos israelitas, lo mismo que muchos de profesado cristianismo hoy, pensaron que así sería mejor.
Veamos qué sucedió. El versículo 27: "...Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron". Estas personas pensaron que no importaba qué día ni el hecho de guardarlo o no. ¡Pero a Dios sí le importaba! Durante los seis días de la semana, el mismo Dios había laborado enviando el maná. ¡Pero el mismo Dios no laboró en su sábado, día sagrado para Él! En este séptimo día, Él mismo descansó y no les envió maná.

Severa reprimenda

"Y el Eterno dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes? Mirad que el Eterno os dio el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estese, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él [para recoger, para laborar] en el séptimo día" (versículos 28, 29).
¡Y después de esta fuerte reprimenda de Dios, el pueblo descansó el séptimo día! ¡Ciertamente a Dios sí le importa! Y Dios es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos (Hebreos 13.8).
Veamos de nuevo estos milagros por medio de los cuales Dios reveló cuál es su sábado. Descendió maná durante seis días, pero no en el séptimo. El mismo Dios trabajó al enviarlo durante los seis días de la semana, pero descansó el séptimo. Los cinco primeros días de la semana el maná se pudría y se agusanaba al guardarlo, pero a la víspera del sábado, la noche después del sexto día, se mantenía fresco y perfectamente preservado - ¡y sin refrigeración! El sexto día, Dios les envío doble porción. El séptimo día no les envió nada.
Sí, después de todas aquellas generaciones de esclavitud en Egipto, algunos podrían alegar que los israelitas perdieron la noción del tiempo. Pero Dios reveló por medio de aquellos milagros cuál es su sábado, y les amonestó duramente por haberlo quebrantado. Reveló, muchos días antes de proponer el Antiguo Pacto o de dar los Diez Mandamientos en el monte Sinaí, la importancia de vida o muerte que tiene el santificar el sábado.
Veamos también el versículo 29: "Mirad que el Eterno os dio el día de reposo". En toda la palabra de Dios no hay ningún lugar donde se diga que "el Eterno os dio el domingo". El Domingo es mandamiento del hombre, no de Dios.
¿Cuál es la fuente de la religión suya? ¿Es el hombre, la opinión pública y las costumbres humanas? ¿O es Dios todopoderoso la fuente de sus creencias y su adoración?
¡Su eternidad depende de su respuesta a esta pregunta!